La importancia de los objetivos en la práctica de ejercicio físico

¿Por qué son importantes y deben establecerse correctamente?

En primer lugar son fuente de motivación para la persona, ya que a medida que se van alcanzando se generan sensaciones de satisfacción y autoestima. Además, ayudan a planificarse para asegurar una mínima disciplina y constancia.

Antes de hablar sobre los objetivos, es importante señalar que lo más recomendable, a nivel de actividad física, es ponerse en manos de una persona experta que nos pueda asesorar correctamente tras conocer nuestras características personales.

Cuando asistimos a un centro deportivo y contratamos los servicios de un Entrenador/a, lo habitual es que sea él/ella quien planifique nuestros entrenamientos en base a dos cuestiones:

Es importante diferenciar también entre objetivos y metas. Los primeros son muy específicos, pero las metas son más abstractas y están relacionadas con nuestra escala de valores. Por ejemplo, una meta podría ser incorporar la actividad física a nuestra vida diaria, porque estaría relacionada con valores saludables. Y un objetivo a corto plazo sería ir a apuntarme a un centro deportivo.

FASES PARA LA ELABORACIÓN DE OBJETIVOS

 REFLEXIÓN. Consiste en hacerse una serie de preguntas:

Una vez haya respondido a todas las preguntas y pueda identificar mi objetivo, lo defino y elaboro el plan inicial de actuación.

DEFINICIÓN. Debe ser expresado en positivo, específico y mensurable.

PLAN DE ACCIÓN. Es importante establecer un cronograma de las acciones que llevaré a cabo, que sea flexible y pueda ir modificándose a medida que avanzamos en el tiempo.

¿Por qué a veces no conseguimos nuestros objetivos?

2.   Nos parecen inalcanzables. Al escuchar mi objetivo, tengo que sentir que es algo posible. Entonces, si para mi 10 kilómetros es demasiado, aunque sea mi meta final, me iré proponiendo otras más cercanas que resuenen mejor. Por ejemplo, 2 kilómetros, 5 kilómetros, etc.

3. Están redactados de manera negativa. A menudo solemos crear pensamientos como “no quiero cansarme”, “no quiero engordar”, que se retroalimentan de manera continua porque nuestra mente no sabe diferenciar el “no”. Solamente se queda con las palabras clave, que son “cansarme” y “engordar”, y se centra en enfocarse hacia estímulos que las cumplan. Si continuamos verbalizando así nuestros deseos, al realizar ejercicio estaremos más pendientes de los índices que indiquen cansancio, cayendo en la desmotivación.

4. Falta planificar y organizar.  Es muy común comenzar alguna actividad sin pautas organizativas, por lo que acaba siendo algo sobre lo que no tenemos control. Si establecemos una frecuencia , horarios y duración, es más fácil ir consiguiendo nuestras metas intermedias. Si soy una persona sedentaria, puedo comenzar con algo que suponga un reto asequible, como 2-3 sesiones semanales, de una hora de duración. Lo que quizás no funcione es comenzar entrenado 3 horas al día, los 7 días de la semana.

5. Nuestros objetivos son aislados y separados. Si solamente queremos conseguir algo dentro de un espacio y tiempo concreto, sin considerarlo un hábito más de nuestra vida, es fácil caer en el aburrimiento. Sería ideal incorporarlo como hacemos con otras acciones del día a día, y eso facilitará que consigamos un estilo de vida más equilibrado. No es aconsejable entrenar dos meses al año y descansar hasta el año siguiente, sino hacerle un hueco al deporte en nuestras vidas, por todos los beneficios que supone su práctica.

6. Necesitamos compañía para conseguirlos.Está bien acudir al centro deportivo con amigos o familiares, pero deberíamos evitar que nuestro hábito dependa exclusivamente de su presencia. Es bueno saber que, si ellos no pueden ir, no me impedirá seguir realizando deporte. Es muy positivo que mis logros dependan de mi.

7. No valoramos el disfrute. Cuando no disfrutamos con la actividad física y solo estamos interesados en ella como un medio para lograr un fin, perdemos la posibilidad de establecer lazos firmes y duraderos, por eso a veces nos cansamos del deporte, pues olvidamos los beneficios a nivel interior. Se trata de sentir lo que en Coaching llamamos el “flow” o flujo, una mezcla entre disfrute y esfuerzo que nos hace olvidar todo lo externo y nos ayuda a conectar con una sensación muy placentera.

8. Necesitamos desarrollar más confianza. Un historial de fracasos anteriores, experiencias negativas y creencias erróneas, puede contribuir a generar ideas preconcebidas sobre nuestras capacidades a la hora de comenzar una actividad. Es bueno analizar nuestras creencias e incluso comentarlas con los profesionales, para que nos ayuden a desmitificar y a confiar de nuevo.